VLmundo │ Afectan al condado de Ventura, donde la autopista Pacific Coast debió sercerrada y hay miles de evacuados. El fuego arrasa y crece por el intenso viento.Vea el video

Cientos de hogares y un campus universitario debieron ser evacuados a causa de las llamas que los amenazan y ya consumieron “el 10% de la superficie de Ventura”,según informaron fuentes locales el jueves, antes de que el fuego fuera nuevamenteavivado por el viento.

La fuerza del incendio forestal sorprende a esta altura del año y marca un temprano comienzo para la temporada seca, en la que este tipo de vecindarios están en alto riesgo de sufrir serios daños por el fuego.

“Nunca he visto algo así en mi carrera. Creo que tendremos una temporada de incendios realmente importante en el sur de California”, se alarmó el capitán Mike Lindberry, del Departamento de Bomberos de Ventura.

El jueves por la madrugada las llamas alcanzaron su altura máxima, atizadas por condiciones atmosféricas apropiadas y propalándose hacia el Pacífico, distante unas diez millas al oeste.

 

Los vientos de Santa Ana, parte de las ráfagas de primavera tan temidas por su tendencia a agitar las llamas y generar grandes incendios, llevaron el fuego hasta laPacific Coast Highway (PCH, la autopista de la costa del Pacífico). Ésta debió ser cerrada durante largas horas, tanto por la mañana como al acercarse la noche del jueves.

Las comunidades de Camarillo y Newbury Park, unos 75 kilómetros al norte de Los Ángeles, vieron cómo se consumían 6500 acres de densos chaparrales, dañando algunas casas y vehículos que no pudieron ser puestos a salvo a tiempo.

Por el momento, los servicios de emergencia no han reportado víctimas ni heridos de consideración, pero los detalles de las pérdidas aún son una incógnita, así como el potencial destructivo del fuego fuera de control.

Unos 500 bomberos de la región trabajan junto a seis helicópteros y varias topadoras. Todos los habitantes a lo largo de la carretera PCH (unos 600 hogares y miles de personas) han sido evacuados o impulsados a dejar sus casas, buscando su seguridad personal a costa de dejar sus casas a expensas del fuego, apostando a que el viento cambie de dirección y soplen brisas frescas desde el mar que limiten la propagación de las llamas.